Los contactos que Roma mantuvo con la costa oriental hispánica durante la segunda guerra púnica le hicieron ver su valor estratégico y la enorme cantidad de recursos que poseía, lo que decidió su conquista. El proceso, que duró alrededor de doscientos años, se ejecutó en varias etapas, entre las que se deben destacar:
-218-197 a. C, fase que coincide con la segunda guerra púnica. Los Escipiones, al mando de las tropas romanas, ocuparon, no sin dificultades, el litoral mediterráneo y los valles del Ebro y del Guadalquivir. En el año 195 dividieron la zona ocupada en dos provincias: la Citerior (al este) y la Ulterior (Andalucía), gobernadas por pretores y propretores.
-155-133 a. C., se conquistó la Meseta y Lusitania. Los romanos querían poseer esta zona para defender los territorios ya conquistados contra posibles ataques, al mismo tiempo que podían aprovechar sus recursos naturales
-29-19 a. C., se procedió a la sumisión de los cántabros y astures. Apoderarse de esta zona representaba contar con el dominio completo de la Península. Además, estos pueblos, al desplazarse de su territorio hacían incursiones depredadoras en las zonas ya conquistadas
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